jueves, diciembre 08, 2005

¡Si uno pudiera encontrar¡


Si uno pudiera encontrar lo que hay que decir, cuando todas
las palabras se han levantado del campo como palomas asustadas!
¡Si uno pudiera decir algo, con sólo lo que encuentra, una piedra,
un cigarro, una varita seca, un zapato! ¡Y si este decir algo fuera
una confirmación de lo que sucede; por ejemplo: agarro una silla:
estoy dando un durazno! ¡Si con sólo decir "madera", entendieras tú
que florezco; si con decir calle, o con tocar la pata de la cama,
supieras que me muero!
No enumerar, ni descifrar. Alcanzar a la vida en esa recóndita
sencillez de lo simultáneo. He aquí el rayo asomándose por la persiana,
el trueno caminando en el techo, la luz eléctrica impasible, la lluvia
sonando, los carros, el televisor, las gentes, todo lo que hace ruido,
y la piel de la cama, y esta libreta y mi estómago que me duele, y lo
que me alegra y lo que me entristece y lo que pienso, y este café
caliente bajando de mi boca adentro, en el mismo instante en que
siento frío en los pies y fumo. Para decir todo, escojo: "estoy solo",
pero me da tos y te deseo, y cierro los ojos a propósito.
Lo más profundo y completo que puede expresar el hombre no lo hace con
palabras sino con un acto: el suicidio. Es la única manera de decirlo
todo simultáneamente como lo hace la vida. Mientras tanto, hay que
conformarse con decir: esta línea es recta, o es curva, y en esta
esquina pasa esto, bajo el alero hay una golondrina muerta. Ni siquiera
es cierto que sean las seis de la tarde.
Jaime Sabines

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